060621 Segundo Domingo después de Pentecostés

Cómo Enfrentar Nuevos Momentos

El servicio empieza en el minuto 4:30 y el sermón en el minuto 20:20 del video

I de Samuel 8:4-11; Marcos 3:20-35

        No sé cuántas noticias ven, oyen, o leen ustedes. Yo soy devoto a las noticias. Me encanta estar informado sobre qué está pasando en el mundo. En estos días estoy muy preocupado sobre algo que está pasando en este país, y en otros lugares del mundo.

       Muchas partes del mundo, incluyendo este país, están enfrentando un desafío que no habíamos pensado que tendríamos que enfrentar a estas alturas: el declive de la democracia y el aumento del autoritarismo. Se necesita sabiduría para encontrar el camino a seguir. La semana pasada Benjamín Rhodes, un ex asesor del presidente Obama, compartió una conversación que tuvo con un activista húngaro. Le preguntó: “¿Cómo se convirtió su país en una dictadura tan rápidamente?” El activista dijo: Es sencillo. El primer ministro fue elegido en una plataforma de populismo de derecha en medio de una crisis financiera; llenó los tribunales de jueces de derecha; cambió las leyes de votación para que fuera más fácil para sus partidarios votar y más difícil para los demás; enriqueció a algunos compinches que luego compraron medios de comunicación; impulsaron la política del primer ministro, y crearon un mensaje nacionalista que decía: “somos los verdaderos húngaros, somos nosotros contra ellos”. Rhodes hizo una pausa, y luego dijo, podría estar describiendo mi experiencia vivida en este país, porque es lo que está pasando aquí. Lo mismo está en juego hoy en el Perú, donde se está decidiendo algo parecido en las elecciones. Está pasando en demasiadas partes del mundo. Como ciudadanos del mundo, y como seguidores de Jesús, no podemos ignorar esta amenaza.

       La misma dinámica de enfrentar nuevos desafíos sucede en nuestras propias vidas también. En estos días yo estoy enfrentando a un desafío que nunca pensé que tendría que enfrentar. Está pasando a una persona muy querida; por eso, no puedo compartir detalles. Tengo que tomar decisiones sobre asuntos con las que nunca he tenido que lidiar tan de cerca. La única manera que se me ocurrió para seguir adelante era buscar el consejo de amigos sabios. Todavía no sé cómo terminará, pero seguir sus consejos parece la mejor manera de evitar tomar malas decisiones.

       Los pasajes que leímos hoy hablan directamente a esto. No les había ido bien para Israel en la Tierra Prometida. Sus victorias tempranas fueron seguidas por una serie de guerras. Elí y Samuel habían sido buenos líderes, pero sus hijos no eran dignos de heredar el manto de sus padres. Esto hizo que la gente se sintiera insegura. Entonces, miraron a los países aledañas para ver lo que ellos estaban haciendo. Dijeron: Danos un rey que nos gobierne como otras naciones.  Pero Dios llamó a Israel a ser único. Ahora su inseguridad los hizo querer ser como todos los demás. Samuel les mostró su error; pero eligieron ese camino de todos modos.

       Seguir caminos equivocados, mirar a otros en vez de mirar hacia adentro, son debilidades humanas comunes. El estudiante que fue criado para nunca copiar el trabajo de otros se da cuenta de que otros niños lo hacen; él empieza a copiar también. La nueva empleada que al principio trabaja duro se da cuenta de que trabaja más que los demás; ellos se resienten del ritmo de su trabajo; así que deja de trabajar tan duro. La maestra de escuela, que utiliza métodos poco ortodoxos que tienen éxito con los estudiantes, es advertida por la directora de usar métodos más tradicionales, y deja de ser tan creativo.

       Vemos algo parecido en el Evangelio. En los primeros capítulos de Marcos, la gente le contaba a Jesús que la religión no estaba funcionando para ellos. Un hombre poseído por un demonio interrumpió el servicio en la sinagoga porque sabía que no le aceptaban allí. Un leproso, que no debía salir de su barrio, corrió el riesgo de rogarle a Jesús que lo sanara. Un hombre que vio el sábado como su único chance de que Jesús lo sanara fue reprochado por buscar la sanidad

en el día de reposo; Jesús lo sanó de todos modos.

       Ninguna de estas personas estaba pensando en dejar su religión. Todavía iban a la sinagoga los sábados; todavía creían en rituales como el ayuno y la práctica del sábado. Pero vieron en Jesús a alguien que, mientras defendía su religión, les mostró una manera de hacer que funcionara para ellos. Les mostró que las partes de su religión que no funcionaban para ellos eran corrupciones de la verdadera fe en Dios.

     Cuando llegó la noticia de la peligrosa enseñanza y práctica de Jesús a la oficina central en Jerusalén, las autoridades no estaban contentas. Enviaron unos escribas para poner orden. Cuando vieron lo que Jesús  hacía y enseñaba, sabían que no podían cuestionar algo que la gente estaba viendo. Había pruebas, y era popular. Por eso, desafiaron los motivos espirituales de Jesús. Beelzebú, el propio jefe de los demonios es quien le ha dado a este hombre el poder de expulsarlos. Era la acusación perfecta; nadie podía desmentirlo. La fuente de poder de una persona era invisible, por lo que no podía ser probada ni refutada. Pero arrojó asperezas. Y a veces es todo lo que se necesita.

       Hemos visto muchas asperezas en los últimos cinco años. Los insultos, los etiquetados y las acusaciones falsas se convirtieron en estrategias clave de la política en la administración pasada. La nueva administración de Biden está tratando de ayudar a los que han sido marginados. Pero el partido alineado con la administración pasada trabaja febrilmente para asegurarse de que las fuerzas que tratan de hacer que el sistema funcione para los marginados son etiquetados como demoníacos, para que no sean reelegidos. Ellos son los herederos políticos y espirituales de aquellos que se opusieron a Jesús. Están trabajando duro para asegurar que sigan en poder después de que su popularidad baje tanto que no podrían ganar con votos. Los cambios en las leyes de votación en los estados liderados por ellos son ejemplos modernos de lo que los escribas hicieron con Jesús: resistir a cualquier enseñanza o práctica que permita que los recién llegados tengan voz y voto en el manejo de las cosas.

       ¿Cómo respondió Jesús a estas amenazas? En primer lugar, señaló lo ilógico que fue su acusación: ¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás? Si Satanás se ha levantado contra sí mismo y está dividido, no puede mantenerse de pie, pero su fin ha llegado. Luego introdujo la figura del hombre fuerte: nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes sin antes atar al hombre fuerte; entonces, de hecho, la casa puede ser saqueada. Jesús es el hombre fuerte en la casa, que protege a aquellos marginados por los sistemas jerárquicos que los oprimían. ¿Se dan cuenta? Los que habían dejado afuera de la casa ahora están dentro, y los que trataron de controlar todo desde dentro ya están afuera. Incluso Jesús enfrentó a los sistemas familiares al cuestionar cómo su propia familia decidió quién se incluye y quién no.

       Jesús, el hombre fuerte, es el sabio que debemos consultar primero para determinar el camino a seguir en nuestras vidas y en este país. Que encontremos nuestro camino, y recordemos que el Fuerte y Sabio es también el Salvador, que puede salvarnos del autoritarismo, y crear una democracia como nunca hemos visto.