112121 Domingo de Cristo Cósmico  Enfrentar Verdades Dolorosas

2 Samuel 23:1-7; Apocalipsis 1:4b-8; Juan 18:33-37

       ¡Qué semana para celebrar el Domingo del Cristo cósmico, tradicionalmente conocido como Cristo Rey¡ Al considerar el juicio de Jesús ante Pilato, cuando la verdad misma estaba en juicio, las noticias están mostrando múltiples juicios de personas blancas que han matado y hecho violencia como expresiones del racismo. El primer veredicto llegó el viernes. Una vez más, era la verdad que estaba en juicio, como muestra un artículo en el NY Times (Farhad Manjoo). El acusado (Rittenhouse) dice que llevaba un rifle para garantizar su seguridad durante una protesta violenta. Dice que se vio obligado a disparar contra cuatro personas cuando su vida y la de otras personas se vieron amenazadas. ¿De qué estaba protegiendo a todos? Del arma atada a su propio cuerpo, el que había traído para mantener a todos a salvo. La verdad perdió ese día, como lo hizo con Jesús. Nos hemos acostumbrado tanto a los veredictos donde la verdad pierde que este no sorprendió aunque siempre decepciona. Tal vez por eso no hubo disturbios en Kenosha este fin de semana.

        Las imágenes de este último domingo en el año cristiano han fomentado mucha violencia en la historia cristiana. No sólo guerras – como las cruzadas y las batallas por Cristo Rey en México – sino imágenes de la dominación de culturas y tierras en todo el mundo: pueblos nativos masacrados, esclavizados y obligados a convertirse, y sus tierras robadas en nombre de la salvación de los paganos. El jueves pasado tuve el privilegio de moderar un panel de personas de diferentes religiones sobre el nacionalismo cristiano. Oímos historia tras historia que reveló la distorsionada narrativa moral que ha guiado a los Estados Unidos a lo largo de todo su historia. Al final, parecía que el impacto principal del cristianismo en la gente marginada de todo el mundo ha sido negativo. Gran parte de ese impacto negativo ha sido el resultado de equivocarse sobre lo que significa Cristo Rey.          Irónicamente, el objetivo de este domingo es señalar cuán diferente era la forma en que Jesús era el ungido de lo que la mayoría de la gente quería y esperaba. Jesús defendió la verdad frente a las acusaciones y los veredictos basados en la falsedad. El rey David reveló que el ungido debe ser uno que gobierna sobre el pueblo con justicia, gobernando en el temor de Dios. El salmista escribió: Que sus sacerdotes sean revestidos de justicia; dejen que su pueblo fiel cante con alegría. El libro de Apocalipsis llamó a Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos … que nos ama y nos liberó de nuestros pecados por su sangre, y nos hizo ser un reino de sacerdotes. Esas no son imágenes que fomenten la violencia. Pero, para entender eso, uno tiene que leer y reflexionar sobre su contenido, no solo repetir el título. Y ahí radica tanto el problema como la solución.

      Todos los miembros del panel interreligioso estuvieron de acuerdo en que el camino a seguir es reafirmar lo que es la fe en vez de la religión, y transformar una historia de opresión a un servicio fiel. Y estoy hablando de una musulmana, un nativo americano, un cristiano negro, una cristiana urbana, un judío y un hindú. La historia que nosotros tenemos que cambiar es una del dominio cristiano en todo el mundo. Hay que dejar que los textos bíblicos de hoy informen el significado del título Cristo Rey

      La Revelación de Juan describe una escena en la que Dios pone en juicio al imperio romano por crímenes cometidos contra la humanidad. Eso habría alentado a los primeros cristianos, que fueron blanco de persecución. Les parecía que la opresión del Imperio Romano iba a ser eterna. El Libro de Apocalipsis aseguró a una iglesia oprimida que los sistemas opresivos no durarían para siempre. Fue escrito en un lenguaje codificado para que el imperio no se diera cuenta de que le daría esperanza a la iglesia saber que el imperio llegaría a su fin. Del mismo modo, los esclavos en el sur de EEUU tenían cantos espirituales que cumplían la misma función. Usaron imágenes de ponerse zapatos en el cielo para describir el destino del ferrocarril subterráneo que los llevó a la libertad.

  Pero la iglesia blanca a menudo ha usado las imágenes del Libro de Apocalipsis para justificar el tratamiento extremo de los no creyentes. En su expresión más extrema, lleva a pensar que debemos convertir la mayor parte del mundo posible al cristianismo, porque solo los cristianos escaparán del peor final – la Gran Tribulación – al ser arrebatados para encontrarse con Jesús en las nubes. Si eso significa conversiones forzadas, tomar sus tierras, o lastimar a la gente para que se convierta a nuestro Jesús, que así sea. No se trata de cómo tratamos al planeta; sino cuántos podemos meter en el túnel de escape antes de que el mundo se desmorone. Ese punto de vista ha justificado gran parte de lo que ha pasado por el cristianismo, y ha hecho un gran daño a las personas que finalmente están reclamando su voz.

       En el Evangelio de hoy, Jesús quería hablar de la verdad, un tema completamente extraño para Pilato. Pilato operaba en un mundo de ilusión cuidadosamente mantenido, y la presencia de alguien cuya misión era despojarse de las ilusiones y señalar lo que es de veras real representaba una enorme amenaza. Desilusionarse es precisamente lo que Pilato necesitaba si quería ponerse en el camino hacia la verdad; pero también era lo que más temía. No podemos mantener nuestras manos limpias, y comprometernos con la verdad al mismo tiempo. La verdad siempre amenaza, especialmente cuando él que está en medio de nosotros es el camino, la verdad y la vida. Hoy en día, las voces de aquellos que han sido silenciados están hablando la verdad que amenaza nuestra inocencia acerca de la forma en que el mensaje cristiano ha sido distorsionado.

     Las personas que han tenido poder, incluyendo a los que se beneficien de las políticas que les dan la ventaja, tienen sus formas de lidiar con esta amenaza. Los líderes religiosos arrestaron a Jesús bajo el manto de la noche en un jardín lejos de las multitudes. Trataron de evitar la profanación ritual de entrar en la sede de Pilato. Pilato tuvo sus propias maneras de evitar romper su ilusión. Jesús siguió tratando de involucrar a Pilato: “¿Preguntas esto por tu cuenta, u otros te hablaron de mí?” Pilato se resiste: “No soy judío, ¿verdad? No trates de involucrarme en esto, Jesús. No pertenezco a tu comunidad”. Jesús responde: “Todo el que pertenece a la verdad escucha mi voz”.

       Para Jesús, la verdad no es algo en lo que crees; es algo, o alguien, a que perteneces. En otras palabras, Yo soy la verdad. ¿Me perteneces? Así es la verdad que la generación de hoy está pidiendo, y que este momento de la historia demanda: la verdad relacional. La verdad tiene que ser vivida por personas auténticas, conectadas a una persona o institución que se relacione con ellos con sinceridad. ¿La verdad se trata de evitar el riesgo o cuidar a las personas? Jesús es la verdad en forma humana, la verdad que buscamos; pero, como Pilato, tenemos

miedo porque la verdad de Jesús es tan personal.

     La Biblia, en sus partes apocalípticas, aborda situaciones en las que una forma de vida termina y hay que encontrar otra. Ya hemos dicho que el Libro de Apocalipsis reveló que el mundo imperial bajo el dominio romano estaba llegando a su fin. ¿Qué está llegando a su fin en nuestras vidas? En este punto los cristianos están en desacuerdo. Algunos dicen que lo que está terminando es el breve experimento en derechos civiles y una visión multicultural de la vida en EEUU. Para otros, los acontecimientos recientes han puesto fin a la ilusión de inocencia sobre nuestra historia y de controlar todos los aspectos de la vida; el fin de creer que los humanos no podemos destruir el planeta, porque lo estamos haciendo; el fin del suministro mundial de petróleo durante nuestras vidas; el fin de los glaciares y la vida tal como la conocemos y amamos. El mejor apocalíptico bíblico dice que lo que puede terminar pronto es la forma de vida insostenible, pero no la tierra misma.

         Amigos, en este fin de semana estamos entre un veredicto y varios más. Debemos enfrentar la verdad, aun cuando cuestiona todo lo que hemos creído. Debemos escuchar el testimonio de verdad de Jesús; no escondernos detrás de títulos como Cristo rey. Debemos unirnos con aquellos cuyas voces han sido silenciadas para actuar sobre la verdad. El llamado de la verdad es a una esperanza que involucra al mundo real con compasión.