022722 Último Domingo Después de Epifanía

Quitando el Velo para Enfrentar la Verdad

El sermón empieza en el minuto 17:45 del video

Éxodo 34:29-35; 2 Cor. 3:12-4:2; Lucas 9:28-43

    Nuestros corazones se han quebrantado, pero también inspirado, al ver imágenes de Ucrania en la televisión. La tragedia de la invasión, igualada solo por el heroísmo de la resistencia, ha sido el foco principal en las noticias y, ojalá, en nuestras oraciones. También me ha sorprendido encontrar en Facebook tantos amigos que tienen conexiones con Ucrania, ya sea con familiares, amigos o su propia historia. Lo que ha sucedido en Ucrania nos ayuda a entender el significado del tema del domingo pasado de amar a nuestros enemigos.

       He pasado gran parte de estos días reflexionando sobre la conexión entre la guerra en Ucrania y la historia de la Transfiguración. Mi guías han sido teólogos ortodoxos, para quienes la transfiguración es un tema importante. Aunque los textos de este último domingo después de la Epifanía hablan de la Transfiguración, la Fiesta de Transfiguración se celebra el 6 de agosto, cuando leemos el mismo Evangelio nuevamente. Si esa fecha no les recuerda de algo, fue la fecha en que la bomba atómica fue lanzado sobre Hiroshima en 1945. La bomba cayó el 6 de agosto – la Fiesta de la Transfiguración. Y el nombre del proyecto para desarrollar la bomba era Trinity, la Trinidad.

    Antes de profundizar en el significado de todo eso para Ucrania, necesitamos un poco de educación litúrgica. La Iglesia Ortodoxa enfatiza la Transfiguración más que la Iglesia Occidental; entonces, la conexión entre la Transfiguración y la bomba lanzada sobre Hiroshima en la misma fecha era más obvia para ellos. Es el mismo caso con el nombre Trinidad. Los ortodoxos llaman el 6 de enero la Fiesta de la Santa Teofanía, combinando lo que nosotros llamamos Epifanía y el bautismo de Jesús. La Teofanía celebra el Bautismo de Cristo, la manifestación del Dios Trino al mundo, y el comienzo del ministerio público de Cristo. Para los ortodoxos la Transfiguración es como una segunda Teofanía. En la Transfiguración, la Trinidad fue revelado a tres discípulos. En la Teofanía, fue revelada al mundo.

       Con esos antecedentes, quiero que escuchemos a un escritor ortodoxo hacer las conexiones simbólicas con la guerra. Primero describe la Transfiguración: la LUZ apareció desde arriba y todo cambió. En el cielo había una gran nube, y la luz irradiaba más brillante que el sol. Hubo un sonido atronador, como si los cielos se hubieran abierto. “Este es mi hijo a quien he elegido, escúchalo”, dijo la voz. Los discípulos cayeron al suelo y Jesús les dijo: “No tengáis miedo”. Luego el escritor lo conecta con Hiroshima: una luz apareció desde arriba y todo cambió. En el cielo había una gran nube, y la luz irradiaba más brillante que el sol. Hubo un sonido atronador, como si los cielos se hubieran abierto. Hasta allí las imágenes son las mismas. Entonces la imagen cambia: en un instante 66.000 almas cayeron al suelo, para no volver a levantarse nunca más. La ciudad de Hiroshima fue destruida por una sola bomba. La tierra estaba desfigurada, irradiada. Más de 100.000 terminaron pereciendo por sus efectos, y los que sobrevivieron llevaron la desfiguración en sus cuerpos. Esta bomba era un gran misterio para el mundo, y a través de ella los Estados Unidos quiso decir al mundo: Tengan miedo. (Nicolás Sooy)

       Esta vez la luz desde arriba está irradiando sobre Kiev; y el mensaje, Tengan miedo, viene de Rusia. ¿Cuál es nuestra tarea como personas de fe cuando vemos estas conexiones, ya sea nuestro propio país u otro? Esa fue la pregunta de Pablo cuando escribió a los corintios: Puesto que tenemos tal esperanza, actuamos con gran audacia… hemos renunciado a las cosas vergonzosas que uno esconde. Casi todo el mundo está llamando vergonzoso lo que Rusia está haciendo en Ucrania, incluidos muchos rusos. Pero no su líder.

       Pablo diría que un velo cubre su mente. El velo no es lo mismo que la ceguera. Se puede quitar un velo. Pablo dice que el velo se quita cuando uno se vuelve a Dios. No creo que Pablo esté diciendo que una conversión religiosa quitaría el velo, porque el velo no se trata de una religión equivocada. Pablo está hablando del Dios que ofrece amor incondicional y perdón a las personas imperfectas. Dondequiera que esté Dios, hay libertad: libertad del miedo a que nuestra vergüenza sea expuesta, y libertad para comprometernos a la verdad. Es por eso que el velo se quita al volverse a Dios. Vladimir Putin no conoce a un Dios amoroso al que pueda exponer su vergüenza sin miedo, y no sabe que incluso podría encontrar amigos a los que podría confesar su vergüenza. No se siente libre de decir la verdad, porque eso expondría su vergüenza. Es un círculo vicioso.

       Pero sí es posible que él se vuelva al Dios de amor, libertad y verdad. Incluso podría encontrar comunidad allí. Pablo escribe: todos nosotros, con rostros descubiertos, viendo la gloria de Dios como si estuviera reflejada en un espejo, están siendo transformados en la misma imagen. Siempre había entendido que eso significa que poco a poco nos estamos transformando a imagen de Dios. Y sigo pensando que ese es el primer significado. Pero esta vez me llamó la atención la palabra misma. Cuando nos volvemos a Dios, vemos que todos estamos marcados por la misma imagen de Dios. Y esa imagen, como nos recuerdan los ortodoxos en la Fiesta de la Teofanía, es trinitaria. El Dios trino, a cuya imagen estamos siendo transformados, ha sido una comunidad desde la eternidad. Eso significa que encontramos comunidad a medida que nos transformamos en esa imagen. ¡Qué irónico que Trinidad sea el nombre dado al proyecto de la bomba nuclear, un intento de salvar una parte de la comunidad humana al destruir a otra. Es un proyecto descaradamente falso para aquellos creados en la imagen del Dios trino. A medida que nos transformamos, o transfiguramos, poco a poco en la misma imagen de Dios, nos convertimos en una comunidad en relación unos con otros Eso nos libera para dejar de ocultar nuestra vergüenza. Y cuando confesamos nuestra vergüenza unos a otros, encontramos una hermosa comunidad de personas perdonadas y perdonadoras. No podemos causar estragos y guerras en las personas que vemos como parte de la misma comunidad. 

         No estoy siendo ingenuo sobre lo improbable que es ese escenario. No pienso que Putin se vuelva a Dios al corto plazo. De hecho, probablemente se sumergirá cada vez más en el comportamiento vergonzoso. Pero, ¿qué pasaría si aquellos que resisten la guerra se volvieran a Dios y se convirtieran en una comunidad de amor, perdón, y verdad? ¿Qué pasaría si se unieran para actuar con la misma imagen? Ayer, recibí un mensaje de William Barber y Liz Theoharis de la Campaña de los Pobres que nos recuerda que:

¿Podríamos unirnos a derrotar el poder de la autocracia con nuestros cuerpos y coraje para construir una moralidad mundial? El movimiento por la independencia de la india y liberación nacional rompió la espalda del imperio británico al hacer eso. Otros movimientos han hecho lo mismo a lo largo de la historia mundial. Hoy hacemos un llamado a ese espíritu. De hecho, el mundo entero debe oponerse a esta guerra y al peligro que representa de escalar hacia la violencia nuclear y la aniquilación de la existencia.

       La Transfiguración puede ser un telón de fondo útil para esto. Hermanas y hermanos, en este domingo de transfiguración, tenemos la oportunidad de experimentar la gloria del cielo. ¿Alguna vez has criticado a la iglesia por construir hermosas catedrales en ciudades donde la mayoría de la gente es pobre? Pero muchos pobres han dicho que una hermosa iglesia les ofrece una visión de lo que está por venir y lo que Cristo ha logrado. Eso es lo que podemos recibir hoy cuando Jesús brilla con una luz de otro mundo, se comunica con los santos de la antigüedad y escucha la bendición de Dios. Ese puede ser el regalo más importante de la transfiguración en este momento de guerra. Volvámonos al Dios del amor y de la libertad, e invitemos a otros a hacer lo mismo.